Buenas, doc. Vengo a que me borren doce años de mi memoria.
¿Doce años? Está bien. Pero te recomiendo que elimines solo recuerdos puntuales. Mas allá de eso el riesgo existente es mayor.
Quiero que me borren los doce años, completos.
El doctor posa sus pupilas penetrantes en las pupilas impenetrables de el, ocurriendo algo muy similar al juego de quemarse la vista. Definitivamente se veía con decisión: en esa cara de niño se dibujaban unas lineas de expresión delatadoras de sonrisas constantes. Ojos pequeños, labios normales, piel lisa con pecas en el rostro: definitivamente aún era un niño. Pero por qué puede un mocoso desear olvidar casi toda su vida -su segunda infancia y primera adolescencia-; pareciera un acto homicida de los mejores años...
- ¿Has meditado esto con tiempo suficiente?
- Sí. Lo he pensado poco más de seis meses.
-Entiendo. Ahora escúchame con atención: Después de salir de esta consulta, llegarás a casa y pondrás en una bolsa todo lo relacionado con aquello que no desees recordar...
Volvió al día siguiente. Una sonrisa distorsionada se dibujó en el rostro del doctor cuando el chico se sienta y deposita sobre el majestuoso escritorio nada más que una caja de zapatos forrada con un género barato azul a cuadros y una blonda blanca barroca en los bordes: una verdadera manualidad de clase de artes visuales. En el interior había en su mayoría papeles, unas cuantas fotografías sin dedicatoria, una trenza, tapas de distintas bebidas alcohólicas, dibujos ininteligibles con frases breves en alguna esquina, conversaciones en hojas de cuaderno, trozos de genero, un anillo oxidado y un pañuelo sin olor, sin color: un pañuelo ordinario.
- Bien, supongo que esto es todo. Ahora encenderé esta grabadora, firma estos papeles, di tu nombre y por qué acudiste a nosotros
- Soy solo un infeliz ke kiere olvidar a ese alguien ke de alguna forma le hizo daño ,y borrar mi concepto de felicidad...